Libertad según Cristo – Parte 3

24.06.2025

Gálatas 5:13-15 | Para qué somos verdaderamente libres

Después de advertir sobre los peligros del legalismo, Pablo retoma su idea original. En los versículos 13 al 15, cierra este poderoso pasaje mostrando el propósito de la libertad cristiana: el servicio en amor.

Llamados a libertad… para amar

"Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros." (v.13)

Aquí está la gran verdad: la libertad cristiana no es una excusa para el egoísmo, sino una plataforma para el servicio. No se trata de hacer lo que queremos, sino de vivir como Cristo vivió: para el bien del otro.

Pablo levanta una bandera contra el libertinaje. El problema no es la libertad, sino su mal uso. Cuando usamos la libertad para satisfacer nuestros deseos, volvemos a caer en esclavitud, esta vez disfrazada de "autenticidad".

Toda la ley se cumple en una palabra

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (v.14)

Este principio no es nuevo, pero sí esencial. Lo repiten Levítico, Jesús, Pablo y Santiago. Es uno de los mandamientos más conocidos, pero menos practicados. La libertad en Cristo se expresa en relaciones restauradas, en una comunidad donde el amor es más fuerte que el ego.

La advertencia final: no se devoren unos a otros

"Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros." (v.15)

Cuando se pierde el amor, la iglesia se autodestruye. Lo que comenzó con libertad puede terminar en anarquía. El legalismo esclaviza, pero el egoísmo devora. Ambos extremos son enemigos de la vida en el Espíritu.

Conclusión

Volvamos al principio, pero en versión DHH:

"Cristo nos dio libertad para que seamos libres. (…) Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor." (vv.1 y 13)

La libertad según Cristo no es una bandera individual, sino una herramienta de edificación mutua. En un mundo que promueve el "sálvese quien pueda", el evangelio nos invita a amar hasta que duela.

Como dijo R.C. Sproul:

"Si algo de la Biblia no me gusta, el problema no está en ella. El problema está en mí."