Libertad según Cristo – Parte 2
Gálatas 5:2-12 | El peligro del legalismo disfrazado
En la primera parte de esta serie, Pablo nos recordó que Cristo nos dio libertad para que seamos verdaderamente libres. Pero esa libertad está en riesgo constante: el peligro de volver atrás y sujetarnos al "yugo de esclavitud" no es una amenaza lejana… es una realidad palpable.
En los versículos 2 al 12, Pablo hace una digresión intensa para advertir con firmeza sobre los efectos devastadores de abandonar la gracia.
Si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo (v.2)
No se trata de un simple ritual físico. Pablo está denunciando una forma de pensar, una lógica de salvación basada en el mérito humano. La circuncisión aquí representa todo el sistema legalista, en el cual se busca agradar a Dios a través del cumplimiento de normas y ritos.
Pablo lo dice con crudeza: si ustedes eligen este camino, Cristo ya no les sirve de nada.
Y agrega:
"El que se circuncida, está obligado a guardar toda la ley." (v.3)
Este principio es rotundo: o te salvas por gracia, o por obras, pero no por una mezcla de ambas.
De Cristo os desligasteis… de la gracia habéis caído (v.4)
Estas palabras deberían estremecernos. No se trata de perder la salvación como si fuera un objeto extraviado, sino de renunciar activamente al sistema de la gracia, el único que da vida. Si buscamos justificación en nuestras obras, estamos diciendo —aunque no con palabras— que la cruz no fue suficiente.
Pablo contrapone este camino con el de los verdaderos creyentes:
"Nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la justicia." (v.5)
Aquí hay una belleza profunda: no trabajamos para ser salvos, esperamos en lo que Cristo ya hizo, y esa fe obra por el amor (v.6).
Un estorbo que no viene de Dios (vv.7–10)
Pablo se indigna con los que estaban desviando a los gálatas.
"Corríais bien; ¿quién os estorbó?" (v.7)
Este "estorbo" es un corte en el camino, un desvío mortal. Y Pablo deja claro que esta persuasión no viene de Dios (v.8). Es un llamado a discernir, a tener los ojos abiertos. No todo lo que suena espiritual es bíblico. No todo lo que parece devoción es obediencia.
Un poco de levadura leuda toda la masa (v.9)
La enseñanza es clara: lo que parece menor puede ser fatal. El legalismo siempre comienza con "pequeñas" exigencias, pero termina corrompiendo todo el evangelio.
Y Pablo no se guarda nada:
"¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!" (v.12)
No hay medias tintas. El evangelio es por gracia… o no es evangelio.
En la próxima entrega, la tercera y última parte de esta serie, veremos cómo Pablo concluye este pasaje mostrándonos cuál es el propósito verdadero de la libertad: servir a otros por amor.