El Carácter de Cristo: La Marca del Verdadero Discípulo
Introducción
Mucho se habla en la iglesia sobre imitar a Cristo. Pero, ¿qué significa realmente tener Su carácter?
No se trata de copiar gestos o actitudes externas, sino de que Cristo mismo forme su carácter en nosotros.
Como dice Gálatas 4:19: "...hasta que Cristo sea formado en vosotros."
El carácter que distingue al discípulo
La palabra "carácter" viene del griego charaktēr: una marca grabada, como la huella que distingue a una moneda.
Jesús mismo dijo:
"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros." (Jn. 13:35).
Ser discípulo no es una etiqueta, es reflejar a Cristo en nuestra manera de vivir.
El equilibrio perfecto de Jesús
El carácter de Cristo unió virtudes que parecen opuestas:
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Firmeza sin dureza (Mt. 21:12–13).
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Humildad sin debilidad (Mt. 11:29).
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Justicia sin fanatismo.
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Gozo sin liviandad.
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Seriedad sin severidad.
Jesús fue el hombre más completo: firme, puro, misericordioso, valiente, pero también lleno de ternura y alegría.
¿Cómo se forma ese carácter en nosotros?
No es cuestión de esfuerzo humano ni de mera imitación.
La Biblia dice:
"...somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen..." (2 Co. 3:18).
El carácter de Cristo se forma en nosotros por comunión constante con Él.
Como la flor que se vuelve hacia el sol, nuestra vida se transforma al volvernos al Hijo.
Aplicaciones prácticas
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Examinarnos: ¿Refleja mi vida el carácter de Cristo o el mío propio?
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Decisiones diarias: cada respuesta, cada reacción, puede ser una oportunidad de mostrar a Cristo.
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Esperanza futura: un día seremos semejantes a Él (1 Jn. 3:2). Esa obra ya comenzó en nosotros.
Conclusión
El Padre no busca creyentes que solo asistan a reuniones, sino discípulos en quienes Cristo sea visible.
Que otros puedan decir de nosotros lo mismo que dijeron de Él:
"Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre." (Jn. 7:46).