Cristo, nuestra Propiciación (Parte 2)

19.08.2025

Amor y justicia en la cruz


Introducción

En el primer artículo vimos cómo Cristo tomó nuestro lugar, satisfizo la justicia de Dios y abrió el camino para la reconciliación. Ahora queremos profundizar en dos aspectos centrales: la unión de amor y justicia en la cruz, y la suficiencia universal del sacrificio de Cristo.


Amor y justicia en la cruz

1 Juan 4:10 lo resume de forma perfecta:
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados."

La cruz no fue solo un acto de amor, tampoco solo un acto de justicia. Fue la armonía perfecta entre ambos atributos.

  • San Agustín lo explicó así: "Dios nos amó incluso en nuestra enemistad, no para que permanecamos así, sino para transformarnos en amigos por medio de su Hijo."

  • John Owen afirmó: "La propiciación es el gran diseño del amor del Padre y la obediencia del Hijo."

La cruz no fue un accidente, fue el plan eterno de Dios donde justicia y amor se abrazaron.


Suficiencia universal, eficacia particular

La Biblia dice:
"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo." (1 Jn. 2:2).

El sacrificio de Cristo tiene un valor infinito: suficiente para salvar a cualquiera.
Pero su aplicación es eficaz solo en los que creen.

  • John Murray explicó: "La propiciación realizada por Cristo es suficiente en valor para toda la humanidad; pero su intención y aplicación están limitadas a los elegidos."

Esto nos anima a predicar el evangelio a todos, sabiendo que en la cruz hay poder salvador para cualquiera que ponga su fe en Cristo.


Conclusión

En la cruz, Dios no eligió entre amar o ser justo: hizo ambas cosas al mismo tiempo.
Ese es el evangelio que anunciamos: un amor que no rebaja la justicia y una justicia que no cancela el amor.