Cristo, nuestra Propiciación

15.07.2025

Cuando hablamos de la cruz de Cristo, solemos pensar en amor, perdón y esperanza. Pero hay una palabra bíblica que quizás no usamos todos los días y que encierra una verdad preciosa: propiciación.

En Romanos 3:25 leemos que Dios puso a Cristo "como propiciación por medio de la fe en su sangre". ¿Qué significa esto? Que Jesús, con su muerte, tomó nuestro lugar, satisfaciendo la justicia de Dios y abriendo el camino de reconciliación.


El problema del pecado y la ira de Dios

La Biblia enseña que Dios es santo y no puede pasar por alto el pecado. Romanos 1:18 dice:
"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad."

La cruz no tendría sentido si no existiera la ira justa de Dios contra el pecado. Allí entendemos que el castigo que merecíamos fue asumido por Cristo.


Cristo, nuestro sustituto

Jesús es el sacerdote, la víctima y el propiciatorio al mismo tiempo.
En 1 Juan 4:10 encontramos la esencia del evangelio:
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados."

En la cruz se unieron el amor y la justicia de Dios. El pecado no fue ignorado; fue pagado. Pero el pago recayó en el Hijo amado.


Suficiencia para todos, eficacia para los que creen

La Biblia dice que Cristo "es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1 Jn. 2:2).
Su sacrificio es suficiente para salvar a cualquiera, pero solo es eficaz en quienes creen en Él.

Esto nos llena de urgencia: el mensaje de la cruz debe ser anunciado a todos.


¿Qué significa para nosotros hoy?

  1. Seguridad: "Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Ro. 8:1).

  2. Gratitud: nuestra vida debe ser una respuesta de adoración.

  3. Santidad: si Cristo tomó mi lugar, mi vida le pertenece a Él.

  4. Misión: millones viven aún bajo la ira de Dios; necesitamos anunciar el evangelio.


Conclusión

El Salmo 85:10 lo expresó poéticamente:
"La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron."

Eso ocurrió en la cruz. Allí, Cristo se entregó como nuestra propiciación. Allí encontramos perdón, esperanza y vida eterna.

Que este recordatorio nos impulse a vivir en gratitud, a adorar con reverencia y a compartir el evangelio con valentía.